No es la primera vez ni tampoco será la última que recibes una llamada que dice: me han aparecido grietas en mi casa. Se disparan entonces las alarmas y comienzas a hacerle preguntas al propietario sobre si ha sido por algún motivo, el lugar, el ángulo y todas las que se considere antes de hacer el desplazamiento para verlo in situ, ya que estas señales que manda la vivienda puede significar mucho o poco.
Por suerte cada vez tenemos más fácil la transmisión de medios digitales para poder hacernos una idea de lo que nos cuentan de palabra, ya que como es lógico en un momento de apuro de un propietario se pone en lo peor y piensa que su casa se le viene encima. Y no soy yo quien vaya a decir que no tenga razón o no pueda pasar, pero por suerte la mayoría de los casos se quedan en anécdotas de nerviosismo de muy fácil arreglo.
Entonces, ¿cuándo es grieta y cuando es fisura? Pues aunque cada autor o especialista hace su clasificación patológica, para no entrar en profundidad sobre cómo lo define la enciclopedia Broto de Patología de la construcción, o los doctores de cada uno de los masters de Rehabilitación Arquitectónica de España, nos centramos en la analogía más comprensible a un cliente. Llamaríamos fisura a lesiones superficiales, y grieta cuando atraviesa el elemento.
Estas fisuras y grietas son la manera que el edificio nos habla y nos cuenta qué le está pasando, por lo que un mantenimiento adecuado puede evitar grandes complicaciones posteriores. Hay que dejar de entender la vivienda como una cosa infinita, que se ha comprado y ya es útil de por vida. Al igual que un coche requiere de mantenimientos anuales y cambios de piezas una vivienda tiene un mantenimiento recogido en el Libro del Edificio (el gran ignorado del que hablamos aquí ), y con estos mismos se consiguen evitar males mayores y que las inspecciones técnicas del edificio, o los informes de evaluación de edificio lleguen a ser un mero trámite a los propietarios.
Los motivos por los que aparecen son diversos, e influyen por lo general elementos exteriores al edificio como la temperatura, humedad, movimientos del terreno, o cualesquiera otros. En una vivienda de nueva construcción es común que tengamos ambas a corto plazo. Empezaremos catalogando el por qué de estas grietas o fisuras.
Fisura
Las fisuras son marcas que aparecen en las superficies de los materiales, pudiendo ser poco visibles o partir revestimientos. Estas fisuras por lo general se deben a lesiones de poca gravedad que no afectan al sustento del edificio, y son causadas por motivos variados tales como las dilataciones, humedades, vibraciones o porque el material en cuestión es de mala calidad. Estas fisuras tienen una reparación muy sencilla tras la identificación de la misma, correspondiente a reparar el material en cuestión (pintar, lijar, enmasillar….).
Grieta
Las grietas son lesiones que profundizan en el elemento, pueden llegar a rajarlo en todo su grosor. Estas grietas abren el elemento y puede haber desplazamientos. Son especialmente peligrosas si ocurren en elementos portantes del edificio como pilares, muros portantes, suelos y techos. El motivo más común de la aparición de estas grietas es el fallo estructural, ya sea por un mal asiento de la cimentación por el terreno o por el cálculo de esta estructura. Otros factores pueden ser accidentales como terremotos o impactos o explosiones en el edificio, o variaciones que experimente el terreno sobre todo por variaciones de saturación de agua y lavado del terreno.
Tratamiento
El primer paso es la identificación del tipo de lesión por un técnico. Una vez identificado el tipo que se trate se valora la gravedad y el comportamiento, para identificar el motivo de la aparición y poder reparar en el origen de este daño. Una vez hecho esto se realiza un informe con el que se puede dar parte al seguro del hogar para iniciar la reparación o encargar a una empresa directamente para su corrección.
Si necesitas ayuda en la peritación de estas lesiones en tu vivienda en Tier Arquitectura estaremos encantados de ayudar con las gestiones.