DERRUMBE EN PEÑÍSCOLA

Hoy vamos a escribir sobre un tema delicado, sobre el edificio de viviendas que ha colapsado en Peñíscola, en la provincia de Castellón.

Antes que nada lamentar las vidas que se han perdido y esperemos que las labores de rescate sean lo más eficaces posibles.

Como os podréis imaginar, el que un edificio se venga abajo es una situación muy rara. No todos los días vemos en las noticias situaciones como estas, en incluso cuando se trata de ataques directos a edificios o explosiones como la ocurrida hace un tiempo en el edificio de Calle Toledo de Madrid, el esqueleto estructural es capaz de absorber esos daños. Entonces pasamos al tema que a todo el mundo le traerá de cabeza ¿por qué de un día a otro ha pasado esto?

Lo primero indicar que para poder dar una respuesta va a pasar tiempo y va a haber muchas investigaciones. Seguramente hay un gran interés ahora mismo de poder señalar motivos y culpables, o simplemente por ser el primer medio en cubrir la noticia, por lo que televisión e internet se llenarán de habladurías gracias a nuestros especialistas on-line, a pie de calle (e incluso de las altas esferas) en saber de todo. Por nuestra parte en vez de mojarnos dejaremos ese trabajo a los peritos forenses y así nos evitamos tanto alimentar bulos como dignificar el contar con técnicos rigurosos.

Para no extendernos mucho, si un edificio colapsa estructuralmente es por 3 motivos. El terreno ha experimentado algún cambio, la propia estructura no ha sido capaz de aguantar los esfuerzos, o un agente externo ha tenido que ver.

Modelo 3d para cálculo estructural desarrollado por TIER para vivienda en Motril

El terreno es el elemento donde se apoya el edificio, y este terreno por desgracia no siempre es el mismo. Antes de construir se realiza un estudio geotécnico para conocer su resistencia a cada profundidad y saber donde poder cimentar. Por desgracia el terreno no siempre se está quieto y puede transmitir esfuerzos a la estructura, como en el caso de terremotos o directamente por movimientos del terreno como en el caso de Marina del Este en La Herradura, o hace dos años el corrimiento de tierra de Almuñecar, ambas en Granada.

Derrumbe del terreno de Almuñecar (Granada).
Imagen tomada de 20 minutos https://bit.ly/3sVnDgb

La cimentación es el elemento que apoya en el terreno y es la encargada de transmitir todo el peso del edificio y de los futuros usuarios. Esta cimentación se calcula en función de ese peso del edificio y de la resistencia del terreno, de manera que si es insuficiente el edificio se «clavaría» en el terreno y se hundiría, provocando un vuelco o que parta el edificio como ocurrió en su momento en China.

Fallo de cimentación edificio en China

El siguiente motivo es que falle el resto de la estructura. Esto suele pasar por un mal cálculo que supone que los elementos son incapaces de aguantar el peso que deben soportar, o un mal mantenimiento en el que el desgaste de los años termina haciendo que el elemento sea sobrepasado.

Fallo estructural a cortante en pilar.
Imagen tomada de Pinterest.

Por último motivo queda acciones que no podemos prever, como explosiones, vehículos que impacten en la estructura o fenómenos climatológicos tan adversos que no estuvieran contemplados. Ante estas situaciones, posibles pero improbables, se realizan hipótesis de cálculo para hacer una predicción de como estas estructuras resistirían si alguna de ellas ocurriera.

Impacto de aviones del 11-S contra Torres Gemelas (Minoru Yamasaki) en N.Y.

Para suerte, nuestra normativa asegura muchas mayoraciones en el cálculo para ir siempre de cara a la seguridad estructural, que es lo que hacen que noticias como esta no sean la historia de todos los días. Las responsabilidades que contraen los técnicos por una ejecución de una estructura y del terreno son a 10 años, las más largas de todo el proceso de construcción para dar tiempo a que la obra asiente, termine sus movimientos iniciales y quede tranquilidad de su estabilidad.

Por los motivos anteriores, del cálculo o la ejecución no suelen venir los problemas siempre que se cuente con técnicos profesionales, por lo que cobra especial importancia las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITE) o el Informe de Evaluación de Edificios (IEE). De la misma manera que un coche tiene unos mantenimientos y unos cambios de elementos, una vivienda tiene un mantenimiento que queda recogido en el Libro del Edificio y una serie de inspecciones que a un técnico cualificado le dará señales si algo anda algo mal.